Entrevista a  ANA BELLA ESTÉVEZ, creadora de la Fundación Ana Bella para ayuda a mujeres maltratadas y separadas.

Por Ángeles Fernangómez

Sección: ÁgoraFEM

Viernes, 26 de noviembre. 2021

Las mujeres que hemos salido del maltrato, ya  no somos víctimas, somos supervivientes

Ana Bella Estévez

Conocí a Ana Bella hace ya muchos años, cuando su Fundación estaba dando los primeros pasos. Recuerdo que una amiga común me pidió colaboración para organizar unos recitales benéficos, ya que querían ayudar a mujeres que, tras la salida de las casas de acogida, se veían con problemas económicos para alquilar viviendas y comenzar una vida digna y nueva, muchas veces, con hijos a su cargo. Así fue, y se pudieron recaudar fondos para salir del paso, pero ella fue caminando cada vez con más fuerza hasta llegar a lo que hoy significa esta organización para cualquier mujer víctima de la violencia. Decir Ana Bella Estévez es decir Fundación Ana Bella para ayuda a mujeres maltratadas, son algo indisoluble desde que en el año 2006 la creó ella misma tras salir de 11 años de maltrato sistémico. Ana Bella no es la única que trabaja en la Fundación, aunque sí fue la semilla y sigue siendo el tronco del árbol que hoy, a través del sistema de redes con el que trabajan (son las propias supervivientes del maltrato quienes trabajan para ayudar a otras mujeres a que salgan a flote), ha llegado a tener ramas firmes y robustas, no solo por Sevilla y Andalucía, donde radica su sede, sino que están expandidas por toda España, y no solo eso, sino también por múltiples países del mundo, siendo ella y su organización, por méritos propios, un referente indiscutible y reconocido en el trabajo por la eliminación de esta vulneración de los derechos humanos que es la violencia de género y que a todos perjudica como sociedad, pese a que las mujeres se lleven la peor parte.

P: Ana Bella, tu creaste la Fundación que diriges y que lleva tu nombre. ¿Puedes hablarnos de cuándo, cómo y por qué te decidiste y qué fue lo que te impulsó a dar un paso tan valiente? ¿Cómo fueron los comienzos de la Fundación?, porque me consta que, desde hace ya mucho tiempo, esta Fundación es pionera en España en la lucha por la eliminación de la violencia contra la mujer. Cuéntanos un poco de su historia.

R: No somos pioneras, hay otras muchas ONGs que lo son más que nosotras. Tampoco luchamos, sino que trabajamos por una sociedad en igualdad. Sin embargo, lo que sí es cierto es que nosotras hemos sido las primeras en ser las propias supervivientes las que actuamos como agentes de cambio, ya que es una Fundación creada y compuesta por mujeres supervivientes de la violencia de género. Yo misma fui maltratada durante 11 años por mi exmarido, quien me decía que me pegaba porque me quería y que “lo nuestro, niña, es amor o muerte”. Nadie me ayudó, nadie se dio cuenta de lo que estaba viviendo, ni siquiera yo misma. Yo veía en programas a mujeres a las que sus parejas las habían asesinado y pensaba “pero ¿esta mujer por qué no se ha ido de casa antes de que la matara?”, sin darme cuenta de que yo era una de ellas, hasta que una noche utilicé mi miedo, mi fuerza, mi valor, no para dormir con el hombre que casi me asesina en varias ocasiones con palizas de muerte, sino para coger a mis 4 hijos, meterlos en el coche e ir a la Policía a denunciarlo. Corría el año 2002 y, cuando salí de la casa de acogida, no podía dormir pensando en tantísimas mujeres que estarían viviendo el mismo terror silencioso e invisible que yo viví durante tanto tiempo y que, como dije, ni siquiera yo misma había sido capaz de reconocerme como víctima de violencia de género. Con toda mi voluntad, me decidí a salir en la tele a cara descubierta, ya que, tras el caso de Ana Orantes a la que su marido quemó viva tras salir en televisión, todas las mujeres salían con la cara oculta y la voz distorsionad; pero yo no me sentía identificada con ellas de esa forma, por eso quise salir a cara descubierta y dando un mensaje en positivo diciendo a otras mujeres que existe alternativa si piden ayuda y es la de optar por ser felices y que, si yo pude salir adelante con 4 hijos, ellas también podrían. Como resultado del primer programa, me llamaron más de 1.000 mujeres. A la primera que ayudé, se quedó en mi casa. Después ella, desde su casa, ayudó a otra, ésta a otra, y así sucesivamente. Así fue como, en el año 2006, creamos la Fundación Ana Bella, que se compone de una red de mujeres supervivientes que hemos sido capaces de transformar el sufrimiento que vivimos en experiencia y empatía para ayudar ya a más de 40.000 mujeres en España para que rompan el silencio, acercarles a los recursos para que denuncien y, sobre todo, para que recuperen su vida con un trabajo digno, no como víctimas, sino como mujeres supervivientes, felices y capaces de conquistar sus sueños. Nuestra red Ana Bella de mujeres supervivientes ya está en 82 países, con 27.000 mujeres actuando como agentes de cambio y demostrando que las mujeres que hemos sido maltratadas, no somos el problema, sino que somos parte de la solución.

P: ¿Nos puedes contar a grandes rasgos cómo se lleva a cabo la organización interna para ayudar a las mujeres que llaman a vuestras puertas? ¿Lleváis a cabo también labor de captación para localizar a mujeres que aún no se atreven a dar el paso de pedir ayuda?

R: Lo que hacemos en la Fundación Ana Bella es que, para animar a que otras mujeres rompan el silencio, ofrecemos nuestros testimonios positivos de superación a cara descubierta en todos los medios de comunicación y redes sociales. Cada vez que salimos, muchas mujeres nos llaman diciendo que se sienten reconocidas en nuestras historias. Yo misma hice un vídeo con mi historia: Lo nuestro es amor o muerte

En 2 semanas tuve millones de visitas, más de 100.000 mujeres pidiendo ayuda, me vi casi desbordada para contestar a todas las preguntas.

La forma en que nos organizamos es mediante la red que tenemos creada, de forma que cuando una mujer pide ayuda, una trabajadora social de la Fundación habla con ella y, conjuntamente con ella, se diseña una estrategia para ver en qué momento se encuentra dentro del maltrato, si lo ha contado o no, si quiere o no denunciar. La mujer es siempre quien decide, pero se le asigna una superviviente voluntaria que la va a acompañar durante todo el proceso, ya que es un proceso muy duro. Nosotras las acompañamos, tanto a denunciar, como a los Juzgados, etc., a la vez que le damos un acompañamiento emocional. A veces, nos llama la familia, amigos… Existen casos en los que en 2 días logramos que se separen del maltratador y otras puede que tarden 10 años, cada una tiene su ritmo, pero, aunque ellas puedan rendirse, nosotras nunca lo hacemos, actuamos como amigas y nos valemos de nuestra experiencia y la empatía de haberlo vivido. Intentamos llegar donde la Administración no puede hacerlo, o la complementamos. Nuestro programa se llama precisamente Programa Amiga, ya que muchas mujeres se quedan sin amigas siquiera por culpa del maltrato. La mayoría se convierten en mujeres invisibles, tanto para su familia como para sus compañeros de trabajo, debido a esa resistencia a romper el silencio. En España, solo una de cada cinco mujeres maltratadas recibe ayuda, o sea que existen alrededor de 2 millones de mujeres maltratadas invisibles que están en riesgo.

¿Qué por qué las mujeres no piden ayuda? Pues por varias razones: aproximadamente un 40% no se dan cuenta de que lo que sufren es maltrato, como me pasó a mí. Mi marido no solo me maltrataba sicológicamente, sino que me daba hasta con la correa y, a pesar de ello, nunca me sentí entonces que era una mujer maltratada. Yo tenía un negocio con gente trabajando a mi cargo, saqué mis estudios con sobresalientes y me considero una mujer inteligente, pero no me daba cuenta, no asumía que estaba siendo maltratada por mi marido. Luego están aquellas mujeres que ya han llegado a darse cuenta, pero tienen una indefensión aprendida que les impide reaccionar ante los malos tratos, o les bloquea el miedo, la culpa, no son capaces de denunciar al padre de sus hijos y que acabe en prisión, se sienten culpables de dar ese paso. Yo misma, cuando fui a denunciar dije: “tengo que denunciar al padre de mis hijos, pero, por favor, que no le pase nada”. En el ámbito rural, se acrecienta esa invisibilidad, tardan alrededor de 26 años en pedir ayuda, mujeres sin estudios tardan unos 8 años en pedirla, pero también mujeres con doctorados tardan hasta 13 años en pedirla y es que, cuanto más alto está el nivel educacional y profesional de responsabilidad en las empresas o el nivel social y económico, más invisibles son, ya que las mujeres se callan debido a que la sociedad, en vez de recriminar la conducta del maltratador, pone en cuestión la profesionalidad de la víctima: “tú que eres jueza, psicóloga, policía, gerente de una empresa…, ¿cómo no te estás dando cuenta de que te están maltratando?” -se suele pensar-. Pero no es tan fácil, no lo es. Seguimos culpabilizando a la víctima. Por eso, desde nuestra Fundación, estamos formando a las plantillas de empresas, ya que ellos pueden darse cuenta de que algo le pasa a alguna de sus compañeras y nosotras les enseñamos a reconocer esas señales de alarma que puedan darles la pauta para ayudarles a romper el silencio. También hacemos protocolos de actuación de tal forma que estamos logrando acelerar los cambios sociales y consiguiendo que el lugar de trabajo sea un espacio seguro y de ayuda para poder comenzar una vida nueva.

Nuestra red Ana Bella de mujeres supervivientes ya está en 82 países, con 27.000 mujeres actuando como agentes de cambio.

P: Al entrar en vuestra Web y pinchar en el apartado “Quiénes somos”, lo primero que nos encontramos es con el titular La Misión de la Fundación Ana Bella es la construcción de una sociedad igualitaria libre de violencia hacia las mujeres. Ponéis el listón muy alto al pretender construir una sociedad igualitaria y eliminar la violencia contra las mujeres. ¿Piensas que esto será posible o se trata de poner el granito de arena?

¿Cuáles son, en tu opinión, los pasos a seguir para conseguir el objetivo? ¿Vamos por el camino correcto a nivel social?

R: Se dice que siempre hay que marcarse un sueño difícil de alcanzar, pero yo sí creo que puede ser realidad una sociedad libre de violencia contra las mujeres y en igualdad. Hay objetivos que parecen inalcanzables, pero ¿quién hubiera pensado en plena esclavitud en EE.UU que, 100 años más tarde ese país tendría un presidente negro? Pues eso me hizo pensar que, si juntos y juntas nos convertimos todos en agentes de cambio frente a la violencia contra las mujeres, podremos conseguirlo. La violencia contra las mujeres es una vulneración de los derechos humanos que tiene dimensiones de pandemia global. 1.200 millones de mujeres la sufrimos. Ojalá la sociedad dé a esto una respuesta tan contundente como se está dando ahora a la del coronavirus. En la Fundación Ana Bella hemos descubierto una vacuna que funciona en todos los países: las propias supervivientes llegando y supliendo los recursos a los que no pueden llegar las administraciones.

Red de mujeres de la Fundación Ana Bella

P: ¿Contáis con ayuda institucional suficiente, tanto a nivel económico como de cualquier otra índole o dependéis más bien de la aportación privada? Me consta que habéis recibido más de un premio importante a vuestra labor y eso, además de ser un gran estímulo para seguir adelante sin desfallecer, supongo que supondrá también una forma de sanear la economía de la Fundación, ya que toda vuestra infraestructura necesita de solvencia económica para poder llevarla a cabo.

R: Ya nos han dado más de 50 premios en reconocimiento a nuestra labor, aunque la mayoría no conllevan dotación económica, pero suponen un gran prestigio, ya que no son fáciles de ganar, como por ejemplo la Medalla de Andalucía a los valores humanos, la Medalla de Oro de la Cruz Roja, el Premio del Ministerio en el 2011 a la igualdad, el Premio del Observatorio contra la violencia de género del CGPJ y otros premios internacionales de gran prestigio.

En cuanto al respaldo económico de la Fundación, los comienzos consistieron en que yo misma alojé a una mujer en mi casa. Más tarde, para los primeros gastos de la Fundación rehipotequé mi casa, vendí bisutería para pagar los alquileres de las casas de acogida. Más tarde realizamos proyectos de cooperación y servicios con las empresas, Después logramos ayudas económicas de los asociados y donaciones de particulares, ya que la mayor parte de las mujeres salen de las casas de acogida con recursos económicos limitadísimos o sin ellos y con niños a su cargo, además de sin trabajo. Gracias a la solidaridad de personas que nos conocen, ya hemos ayudado a más de 40.000 mujeres en España. Pero no tenemos suficientes asociados todavía, por lo que hago un llamamiento para cualquier persona que quiera hacerse socia. Para nosotras un donativo de 1 € ya es muy importante para ayudar a que esas mujeres sepan que no están solas y que pueden comenzar una vida nueva. Durante la pandemia nos hemos visto desbordadas y he de decir que, afortunadamente, hemos recibido una subvención oficial, la del 0,7 (eso que se marca en la Renta) para un proyecto de inserción laboral. También colaboramos con administraciones públicas, sobre todo con el Instituto Andaluz de la Mujer. Es importante trabajar conjuntamente, ya que la Administración tiene unos recursos y nosotras otros. Si los juntamos, ayudamos de forma más eficaz. La Agencia andaluza de Cooperación al Desarrollo también nos ha dado este año una importante subvención para construir una casa de acogida en Guinea Bissau. En todo caso, nosotras funcionamos, generalmente, de forma autosuficiente.

Casa de acogida para Guinea Bissau

P: Ana Bella, cuéntanos algo de cómo llegan las mujeres a tu Fundación, cuánto tiempo permanecen bajo vuestro acompañamiento y en qué momento consideran o consideráis que ya están listas para volver a tomar las riendas de sus vidas en la sociedad, ya que, en muchos casos, también llegarán con sus hijos, supongo.

R: Las mujeres nos llegan por muy distintas vías. Según de qué país o lugar de España que sean, las derivamos a la red más cercana de donde ellas vivan. Les damos un acompañamiento, sobre todo emocional y de todo tipo de problemas que tengan a la hora de comenzar una vida feliz. No hay una estadística temporal. Hay mujeres que están con nosotras 4 o 5 días y otras llevan 10 años, pero lo bonito es que una mujer que ha sido ayudada por nosotras, cuando comienza una vida nueva, vuelve para formarse como voluntaria y poder ella ayudar a otras y ese es nuestro ejemplo multiplicador. La mujer sale empoderada, con un trabajo acorde a sus expectativas o formación y actuando como agente de cambio para seguir ayudando.

En España hay casas de acogida y asesoramiento jurídico gratuito, pero hay mujeres que quedan fuera del sistema, que no quieren denunciar, que los abogados de oficio no han podido resolver su caso, también nos llegan a nosotras para poderlas ayudar y que salgan de la violencia en positivo. Nosotras no duplicamos los servicios públicos, sino que colaboramos con ellos y llegamos donde ellos no puedan. En España, por ejemplo, no necesitamos tener casas de acogida, ya que hay una buena red de casas, o en el caso de México también, sin embargo, sí ayudamos a las mujeres, incluso económicamente, cuando salen de esas casas de acogida, para que puedan alquilar por su cuenta. También tenemos, para cuando salen de las casas de acogida, programas para inserción laboral de mujeres que podrían quedar en peligro de exclusión social. Más de 8.000 mujeres han pasado por nuestros programas consiguiendo su empoderamiento y pasando a formar parte activa del mundo laboral, por ejemplo, cambiando los esquemas con los que las empresas contrataban para promociones de marca y sustituyéndolas por estas mujeres. Cuando han estado escuchando durante años por parte de sus parejas eso de “tú no vales, tú no sirves, tú no puedes”, conseguir estos logros supone un avance importantísimo en su proceso de cambio, a la vez que son rentables para las empresas por el compromiso de trabajo que aportan.

El apoyo de nuestra red para cuando salen de las casas de acogida también es básico para que no caigan en la tentación de volver con su maltratador, cosa que sí sucede muchas veces con mujeres que no reciben ayuda.

P: ¿En algún momento te has sentido tan cansada y, tal vez, decepcionada, como para sentir la tentación de tirar la toalla?

R: Llevo 20 años en esto. Es verdad que me duele escuchar historias de mujeres porque me resuenan dentro al haber pasado yo por ello y lo sufro con ellas, pero lo que hago es transformar ese sufrimiento en emprendimiento social, en soluciones eficaces y, como no estoy sola, eso me da fuerza para seguir adelante.

En el año 2010, la Fundación Internacional ANSHOCA me nombró Emprendedora Social. Es muy difícil que te elijan, lo hacen con una persona de cada 40 millones y un proceso exhaustivo de selección. Esto supone una especie de sello de calidad que demuestra que lo que haces está cambiando al mundo, está produciendo un cambio sistémico. Desde entonces, la Fundación es considerada un referente mundial de soluciones eficaces contra la violencia de género, pero implicando a las empresas, a los medios de comunicación, a otras ONGs y, sobre todo, a las propias supervivientes actuando como agentes de cambio. Me costó casi 15 años, desde que comencé a salir en la TV, conseguir que no me denominaran víctima, porque ya no lo era, era superviviente. Tuve que convencer a periodistas para que me pusieran el cartel de superviviente y acabé por conseguirlo. En el año 2007, en El Objetivo de la Sexta hicieron un programa titulado “Objetivo Supervivientes”.

Hemos conseguido muchos logros a nivel de que las administraciones recojan nuestras propuestas para mejorar leyes, incluso dentro del pacto de Estado. Estas cosas también me dan fuerzas para no querer nunca tirar la toalla y me empujan a seguir adelante a pesar de las dificultades.

He tenido que poner dinero de mi bolsillo en muchas ocasiones, pero ahora también se reciben algunas ayudas que van haciendo que se salga adelante. Por otra parte, tengo anécdotas que recompensan como ir en el tren o por otros lugares y que alguna mujer se acerque y me pregunte: “Oye, ¿tú eres Ana Bella?” Yo les respondo que sí, y que si es que me conocen. Y alguna me ha dicho: “No, no te conozco, pero tú me has salvado la vida” o “gracias a ti, ahora soy feliz y le encuentro el sentido al sufrimiento que viví”.

La red está expandiéndose por todo el mundo y sé que he servido de ejemplo para las que ahora impulsan esas redes y generar un cambio mundial.

P: Cuéntanos en qué punto se encuentra en este momento la Fundación, los proyectos a corto o largo plazo y cuál consideras que es el balance desde que la Fundación echó a andar hasta hoy.

R Estamos en el momento de escalar y de replicar en todo el mundo nuestra solución a esta pandemia social que es la violencia contra las mujeres. Una mujer que ha pasado por esa experiencia y la ha superado, sabe muy bien cómo hablar a otra mujer que lo está sufriendo, sea del país que sea. Por eso el objetivo es seguir creando redes. De ahí han surgido asociaciones, academias… Ahora estamos muy centradas en trabajar con adolescentes, ya que solamente una de cada tres adolescentes que ha estado en una relación abusiva, ha sabido detectar que era abusiva. Por los medios de comunicación vemos los maltratos que acaban en asesinatos, pero nunca nos enseñan cómo se inician estas relaciones abusivas, estas señales de alarma que suelen estar camufladas con los mitos del amor romántico, con eso de que los celos se producen porque te quieren -cosa que no es así-, que te controla el móvil porque se preocupa por ti… y nosotras vamos por colegios, institutos, universidades y donde quiera que haya adolescentes con el Programa El abuso no es amor. Las talleristas son otras adolescentes que han sido víctimas de abusos y violencia, ellas son quienes forman a otras adolescentes.

Otros proyectos a la vista, además de los ya existentes y la preparación a nivel digital de las supervivientes de cara a la inserción social, son la Academia de supervivientes líderes y la Casa de acogida en Guinea Bissau. Nosotras no nos rendimos.

Ana Bella Estévez : https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_Bella_Est%C3%A9vez (667233133)


*Ángeles Fernangómez es una poeta y narradora leonesa residente en Madrid.

Cursos de Periodismo, Poesía y Literatura creativa. Creadora y Coordinadora del Grupo de Encuentros poético-artísticos Poética en GredosCofundadora de la Asociación Versos Pintados del Café Gijón (pintores y poetas). Organización y Coordinación de Ciclos como La Literatura Temática.

Publicaciones en revistas: Alkaid, R.Universidad Quintana Roo (México). Visítame Magazine (N.Y.) entre otras. Un buen número de colaboraciones en antologías (poesía y relato), tales como: 50 poetas contemporáneos de Castilla y León, Encuentros en Sambara, El Quijote en el Gijón, En una Ciudad Lineal, Versos Pintados, La mujer en la poesía hispano-marroquí, Filando cuentos de mujer, Amor se escribe sin sangre…

Coautora de Guiones e interpretaciones de Performances literarias: Profanando la letra, diálogos a cuerpo abierto o la de, Sylvia y Anne, oscuras novias conspiradoras.

Publicaciones en solitario (Poesía): Chupitos Poéticos (Poesía breve 2011-Edit.: Los Libros de Umsaloua) y Poemarios Papel Albal (2016) y Ven a mi burdel (2021), Huerga y Fierro Editores.

Finalista premios:  “I Certamen Jirones de Azul”, “Premio María del Villar” o Certamen “Les Filanderes”.

3 comentarios en “Entrevista a  ANA BELLA ESTÉVEZ, creadora de la Fundación Ana Bella para ayuda a mujeres maltratadas y separadas.

  1. ¿Llegará un día en el que no tengamos que salir a la calle a reclamar nuestra dignidad frente a la violencia ejercida de forma sistemática contra nosotras? Importante y valiente labor la de estas mujeres que han sabido alzar la cabeza y liberarse de un yugo que amenazaba con matarlas.

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