MÁS VOCES SIN ROSTRO DEL SÉPTIMO ARTE. Por María Rodríguez Velasco

Sección: Fotogramas velados. La mujer en el cine

Lunes, 1 de abril. 2024

Hace algunos meses, publiqué un artículo sobre las actrices de doblaje de nuestro país, pero solo pude nombrar a algunas, como Rosa Guiñón, Juana Ginzo, Matilde Vilariño y Elsa Fábregas. No obstante, en una red social me comentaron que había dejado atrás a otras igual de significativas, igual de injustamente olvidadas. Cierto.

A principios de febrero, Sigourney Weaver rindió homenaje en la ceremonia de los Premios Goya a María Luisa Solá (Barcelona, 1939). Resaltó que su amigo Bill Murray siempre le ha dicho que su actuación mejora gracias a la excelente voz femenina que la dobla en castellano. Y es que lo ha hecho en más de treinta películas, imprimiendo carácter y singularidad a los personajes que la estadounidense ha interpretado. Doblar no es limitarse a leer un texto traducido; significa llegar a las entrañas de un ser, tan ficticio como real.

La lista de estrellas a las que ha prestado su timbre vocal María Luisa Solá es inmensa, desde Susan Sarandon –sesenta y un largometrajes- hasta Helen Mirren, Judi Dench, Diane Keaton, Jacqueline Bisset o Jane Fonda, por mencionar a las más conocidas. Comenzó a finales de la década de los cincuenta y, desde su micrófono, ha intervenido en “Con la muerte en los talones” (1959), “Psicosis” (1960), “El Cid” (1961), “Los pájaros” (1963), “Love story” (1970), “Titanic” (1997), “Love Actually” (2003) y un largo etcétera. También, en sus inicios, se dedicó a la radio. Su estreno en el medio vino de la mano de un papel secundario en “Moulin Rouge”. En 2019 fue galardonada con el Premio Actúa de la Fundación AISGE por su trayectoria profesional. Con ochenta y cinco años continúa trabajando y, en una entrevista reciente, declaró que el detalle de Weaver le pareció tremendo, porque su labor es “oscura”, no se le da demasiada relevancia y, precisamente, necesita visibilidad. Aunque es cierto que la Academia de Cine la había invitado a la gala, ella no pudo asistir porque lo hicieron con muy poca antelación y le fue imposible desplazarse en apenas veinticuatro horas.

Matilde Conesa, otra de nuestras voces más reconocibles también por su presencia en la radio.

Otra que debutó en el medio radiofónico, con una voz grave e inconfundible, fue Matilde Conesa (1928-2015). En principio, lo hizo para tranquilizar a sus padres y que estos no se opusieran a su carrera, pues adentrarse en el mundo del cine y del teatro tenía unas connotaciones algo discrepantes con la moralidad de la época. Así, estudió declamación en el Real Conservatorio de Madrid y, en 1947, ingresó en el cuadro de actores de Radio Madrid. Intervino en la adaptación de Los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, y permaneció cuarenta años en la Cadena Ser. Seguramente, una generación concreta la recuerde más por Matilde, en el serial “Matilde, Perico y Periquín”, emitido entre 1954 y 1971. Recibió dos Premios Ondas como Mejor Actriz de Radio (1955 y 1971) y uno Especial a toda una vida (1991). En 2006, la Unión de Actores le otorgó el Premio Especial a una vida de doblaje.

En el ámbito cinematográfico fue Anne Bancroft en “Las seductoras” (2001 ); Bette Davis, en “Jezabel” (1938), “La carta” (1940) y “La loba” (1941 ); Lauren Bacall, en “Asesinato en el Orient Express” (1974 ) y en “Dogville” (2003). No podemos dejar de citar a Silvana Mangano, Joan Fontaine y Jane Wyman como parte de su repertorio. En televisión también fue una pieza fundamental en documentales, como “Si las piedras hablaran” (1972), y en series de dibujos animados. En este último registro fue donde, tal vez, cosechó los éxitos más reconocidos, ya que dio vida a “Vickie, el vikingo” (1975) y a Lisa en “David, el gnomo” (1985), a “D’Artacán y los tres mosqueperros” (1982) y a la Bruja Avería en “La bola de cristal” (1984-1988).

La bruja avería, toda una referencia para los niños y niñas de los 80, contaba con la voz de Matilde Conesa que le daba vida.

No sé bien si alguno de nosotros podría adivinar a qué actriz corresponde el doblaje de Carole André, Linda Evans, Victoria Principal y Lesley Ann Warren en “Sandokán” (1976), “Dinastía” (1982), “Dallas” (1989) y “Mujeres desesperadas” (2004 y 2005), respectivamente. La misma que marcó a muchos niños españoles a finales de los setenta y parte de los ochenta en “Érase una vez…el hombre” (1978) y “Érase una vez… el espacio” (1982), o “Las aventuras de Tom Sawyer (1980) y “Doraemon” (1981). ¿Y cómo olvidar a Pedro, el amigo de Heidi?, ¿o a Concetta, la titiritera, hermana de la amiga de Marco? Es decir, Conchita Núñez (1943-2009), que ya poseía un interesante recorrido en el escenario y en la gran pantalla. Compaginó espectáculos de variedades con obras, entre las que se pueden recordar “Eloísa está debajo de un almendro” (1963), “No entiendo a mi marido” (1968), “La sopera” (1972) y varias de Alfonso Paso. Aunque sus orígenes profesionales también se sitúan en las ondas, desde 1973 se entregó en exclusiva a esta faceta interpretativa tan en la sombra.

No podemos obviar a una actriz que murió joven, pero que dejó su huella en series tan míticas y aclamadas por el público, como “Friends” (1994-2004), donde encarnó a Mónica, interpretada por Courtney Cox. También, en “CSI: Las Vegas” (2000), poniendo voz a Catherine Willows (Mary Marg Helgenberger); y en “Los problemas crecen” (1985-1992), donde doblaba a Joanna Kerns, la madre de aquellos adolescentes de entonces. Ella es Concha Valero (1958-2006), habitual en los papeles de Kristin Scott Thomas, Joan Cusack, Madeleine Stowe y Mary Elizabeth Mastrantonio. No obstante, este no fue su único ámbito, ya que con anterioridad había filmado películas de género erótico con el director Ignacio F. Iquino; entre ellas, “Secta siniestra” y “Los sueños húmedos de Patrizia” (1982).

Lejos de desaparecer, el doblaje en España sigue ganando adeptos. Su alta demanda ya no se circunscribe a la radio, al cine o a la televisión, sino que los podcast, audiolibros y videojuegos perpetúan su vida más y más. En la actualidad, nuestro país es considerado uno de los mejores en este terreno. Por ello, conviene que rescatemos esas voces del pasado, que asentaron los cimientos de este arte.


María Rodríguez Velasco. Escritora y actriz.

Nace, crece y, actualmente, vive en Aceuchal, un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz. Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y Máster en Neuropsicología y Educación por la UNIR. Colabora en la revista cultural digital Amanece Metrópolis reseñando obras de teatro, novelas y poesía; también, ha participado escribiendo relatos cortos en la sección de bloggers de la Editorial Acto Primero. Es integrante de la Asociación Acebuche-Teatro desde hace más de una década y ayudante de dirección en su cantera infantil. Ejerce profesionalmente como orientadora en los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica de la Junta de Extremadura, en diversos centros.
Apasionada del cine, la música, la lectura y el teatro, que le han aportado sosiego, sentido común y horizontes infinitos donde proyectar sueños y realidades posibles. La interpretación y el escenario le han permitido viajar lejos y profundizar en las entrañas de muchos personajes; en definitiva, explorar la inteligencia emocional.

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