¡QUE NO SOMOS MUÑECAS! Por Alicia López Martínez.

Sección: Escritos de tiza y versos

Viernes, 24 de noviembre. 2023

Nadie puede negar la relevancia que está teniendo la ola de protestas y manifestaciones en contra de la Ley de amnistía en diversas capitales de España y, sobre todo, en Madrid. Nadie puede negar la polarización que existe en nuestro país, algo que preocupa e inquieta. Nadie puede negar que la libertad de expresión es un derecho fundamental que debe ser protegido en cualquier sociedad que se considere democrática, pero, señoras y señores, ejerzámoslo con respeto porque cuando se sobrepasan sus límites y sus formas se vulnera la dignidad de una sola persona o de muchas, como así ha sucedido, o al menos, eso considero.

Manifestación con las muñecas hinchables en Ferraz. Foto de Europapress

Recordemos, ya que parece que todo se nos olvida demasiado pronto, que, durante la pasada semana, hemos sido testigo de una polémica protesta de personas ante la sede nacional del PSOE, en la calle Ferraz. Y digo polémica o controvertida ya que algunos manifestantes no se limitaron a exponer sus quejas o sus deseos, sino que desplegaron muñecas hinchables. Con ellas en alto, coreaban “Estas son las ministras del PSOE” o se referían a la madre de los diferentes miembros del partido, señalando con el dedo el agujerito de la sex doll que, parecía, conocían bastante bien.  Ahora sí, no puedo negar que quedase perpleja ante el uso de estas muñecas que enseñan todo todito, tan vinculadas a lo que pudiera ser fornicación o masturbación por personas que repudian, por ejemplo, el sexo fuera del matrimonio o el topless.

La cabeza me dice que deje pasar unos días para llegar a comprender este absurdo e, igualmente, mi espíritu tolerante me indica que se puede llegar a comprender que, ante el descontento y el acicate verborreico, uno pueda perder los nervios o los papeles; sin embargo, ver y escuchar todo lo que escupían por sus boquitas me ha revuelto el estómago de tal manera que he necesitado de varias dosis de Almax para sentir un ligero alivio. Alivio momentáneo pues la indignación y el cabreo sigue. Y es que ronda en mí una misma pregunta. ¿Es esta la manera democrática e igualitaria de manifestar el malestar de una determinada parte de la ciudadanía? Mi respuesta es un rotundo no.

¿Dónde está la política con mayúsculas? ¿Dónde el respeto a todos? ¿En qué lugar ha quedado la dignidad humana? Desde luego, las muñecas inflables son objetos sexuales, y utilizarlas en un contexto político no solo desacredita a quien lo hace, sino que desacredita a cualquiera, sea partido, asociación o persona, que convoca y lo justifica y todo aquello que pudiera defenderse por su parte. A su vez, desvirtúa la lucha por la igualdad de género, reforzando estereotipos y actitudes machistas tan vinculados a esa España donde lo viril es lo válido y tiene la potestad de sancionar y segregar. Y es que esto no es más que una demostración de que subyace aún la sempiterna sociedad patriarcal, que mantiene el papel excluyente, lesivo e hipersexualizado de la mujer.     

Lo que ha sucedido en Madrid es vergonzoso, humillante, y también, desmoralizador porque existiendo otras formas de expresar el descontento político o social pacíficas, creativas incluso, se ha preferido violar el respeto hacia la mujer mediante una de las formas más reprobables, el injurio. Ojalá haya sido solo un momento de crispación, de confusión. Pero, tengámoslo de ejemplo para no permitir que se nos utilice y exponga, en ningún momento y por ningún fin, como muñecas.  


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