CUESTIÓN DE INTELIGENCIA. Por Alicia López Martínez.

Sección: Escritos de tiza y versos

Viernes, 27 de octubre. 2023

Sin duda, son muchas las ventajas que esta nueva herramienta aporta al campo de la industria, de la medicina, de la educación o del entretenimiento. Sin embargo, también presenta graves riesgos cuando la IA es utilizada de manera irresponsable y maliciosa, ya sea consciente o inconscientemente.

Y es que he estado dando vueltas a la cabeza acerca del caso que ha saltado a los medios de comunicación y que ha generado un acalorado debate sobre cuál es el límite de la tecnología. Sí, me refiero al incidente, acaecido en Almendralejo, de los falsos desnudos de chicas menores de edad con la manipulación de sus fotografías a través de la IA y que rulaban por Internet. De tantas vueltas, mi cabeza echaba humo hasta el punto de que yo estaba que echaba humo. Vamos, que estaba y estoy terriblemente indignada. Porque me pregunto muchas cosas que tal vez se hayan preguntado también ustedes. ¿Por qué existen estas aplicaciones de desnudos? ¿Cómo es posible que unos menores de edad accedan con tanta facilidad a ellas? ¿Qué pretendían los supuestos culpables con ello? ¿Divertirse? ¿Hasta qué punto es un juego o una agresión machista? ¿Y las chicas? ¿Cómo se sienten, qué sienten? ¿Dónde está la ética y la inteligencia ante estos hechos atroces? No he podido responderlas porque no comprendo qué sucede en este mundo donde todo corre tan veloz que nos supera.  

Desde luego, lo que tengo claro es que estas imágenes generadas por algoritmos de aprendizaje no supervisados, RGA (Red generativa antagónica), pueden parecer auténticas y, por lo tanto, pueden ser utilizadas para difamar, acosar o extorsionar a las personas involucradas. Esto no solo afecta la intimidad y la dignidad de quienes sufren esa situación, como es el caso de las chiquillas de Badajoz, sino que también puede tener consecuencias emocionales y psicológicas gravísimas. Además, es importante tener en cuenta el impacto que esto tiene en la sociedad en general ya que la propagación de estas imágenes falsas o deepfake conserva la cultura de la cosificación de las mujeres, alimentando estereotipos dañinos y promoviendo la normalización del acoso y la violencia de género, en definitiva, perpetuando el machismo.

Lo sucedido en el municipio extremeño es un aviso, una alerta que nos indica que es necesario poner freno a estas acciones abordando el problema tanto desde las empresas desarrolladoras de tecnología como desde la sociedad en su conjunto para tomar medidas responsables y éticas. Por eso es crucial que las empresas establezcan políticas de uso responsable de la IA y utilicen sistemas de verificación de identidad para evitar la generación y distribución de contenido inapropiado. Además, es fundamental fomentar la educación y la conciencia en torno al uso seguro y ético de la tecnología por lo que es responsabilidad de todos informarnos sobre las implicaciones negativas de este tipo de prácticas y trabajar juntos para prevenir su proliferación. Ya desde un nivel legislativo, sería también necesario que los gobiernos implementen leyes y normativas adecuadas que penalicen el uso malintencionado de la IA con el fin de proteger nuestra privacidad y la de las personas afectadas, además de crear mecanismos efectivos para denunciar y eliminar este tipo de contenido perjudicial de Internet.

Las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados y la Inteligencia Artificial ha venido para quedarse. Utilicémosla, por supuesto, pero utilicémosla con reflexión, con objetividad, con sensatez y eduquemos a los jóvenes, y no tan jóvenes, sobre sus riesgos. Es así como garantizaremos un entorno digital seguro y respetuoso, en el que la ética sea quien toque el botón de on. La realidad, en este caso, no debe superar a la ficción. Es solo cuestión de inteligencia.


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