ÁNGELA GRAUPERA, MUJER COMPROMETIDA. Por Pepe González Arenas

Sección: Con firma masculina

Sábado, 29 de junio. 2024

Escritora, enfermera, activista social y la primera corresponsal de guerra española, Ángela Graupera fue una mujer singular relegada al olvido a partir de la guerra civil y sobre todo durante el franquismo. Tanto es así que sus datos biográficos se perdieron durante décadas. Incluso la imagen de su rostro ha sido recreada a partir de una fotografía que la presenta en segundo plano y de perfil ya que sus fotos desaparecieron.

Se sabe que nació en Barcelona en 1876. Aunque ella siempre firmó solo con su primer apellido, se ha podido descubrir que sus padres fueron Josep Graupera Majó y Carme Gil Llauradó, pertenecientes a la pequeña burguesía catalana.

Su vida no fue tranquila y estuvo marcada por su labor como enfermera. Según algunos autores se licenció en enfermería en 1914.

Un año después del fin de sus estudios, se casó́ con Manuel Buxedas Aupí con el cual tuvo una hija. De este matrimonio no se tienen muchos datos.

Al estallar la I Guerra Mundial, partió́ al frente serbio como voluntaria de la Cruz Roja. Ángela Graupera tenía una profunda inclinación humanitaria que ya la había llevado a viajar a Melilla en 1909 para atender a los heridos de guerra, lugar al que retornaría en 1921, también como enfermera, durante el Desastre de Anual.

A pesar de que España se mantuvo al margen durante la Gran Guerra, esta supuso una enorme fuente de interés para numerosos escritores, realizando tanto crónicas desde el frente como numerosos artículos de opinión acerca de los bandos de la guerra, sus consecuencias e implicaciones. La mayoría de la población española demandaba noticias desde el frente con la mayor inmediatez posible, lo cual provocó la aparición de numerosos cronistas, entre los que se encontraba Ángela Graupera.

Además, en las esferas intelectuales de la época se produjo un enfrentamiento entre los que apoyaban a los aliados y los que defendían a las potencias centrales. De esta manera la prensa gozó de un enorme protagonismo en el tratamiento del conflicto, proporcionando las primicias del frente y los desacuerdos y opiniones de la intelectualidad de la época.

Ángela Graupera permaneció en Nisch (Serbia) durante tres años y medio como corresponsal del diario Las Noticias de Barcelona. Partió́ de esta ciudad el 30 de agosto de 1914 y permaneció́ cuatro meses en el frente, hasta que el cansancio de observar constantemente los horrores de la guerra la obligaron a tomarse un descanso.

Volvió́ a los campos de batalla en torno a noviembre de 1915 y permaneció́ medio año, volviendo a Barcelona esta vez debido al delicado estado de salud de su padre.

En su segundo retorno a la guerra realizó su labor hasta el 5 de julio de 1918. Durante el combate realizó una importante labor periodística con 104 artículos para Las Noticias.

Además de esta labor, también trabajó como enfermera, colaborando en la cura de los heridos. Esto significó que Ángela Graupera se encontró́ en numerosas ocasiones en el epicentro mismo del conflicto. Mientras que algunos cronistas de la época preferían refugiarse en un hotel a kilómetros del frente para reportar desde ahí́ las novedades, Ángela Graupera no tenía miedo de poner su vida en riesgo para realizar su labor periodística y humanitaria en numerosas conferencias y encuentros acerca de temas relacionados con el feminismo, la situación de la clase trabajadora y el pacifismo.

Además, también colaboró con diversas organizaciones políticas, caso de la CNT, la Unión Socialista de Cataluña o la Agrupación Femenina de Propaganda Cooperatista, entre muchas otras. También desarrolló una amplia colaboración con figuras como Federica Montseny y se relacionó́ con el movimiento nacionalista catalán.

Como escritora orientó su labor en dos direcciones, una relacionada con su experiencia de la guerra y otra relacionada con la propaganda de la ideología anarquista. Esta última fue desarrollada en La Revista Blanca, una publicación de corte anarquista. En esta revista Ángela Graupera publica 44 novelas cortas pertenecientes a la colección de La Novela Ideal. En ellas ataca al orden social de la época, sobre todo en asuntos relacionados con la situación de la mujer y la opresión de las clases más desfavorecidas. Se trata de novelas que tienen una función eminentemente propagandística y que no se ajustan a la moral imperante.

A pesar de esto, Ángela Graupera contaba con un amplio seguimiento periodístico y popular durante la época, siendo una figura relativamente popular en Barcelona durante esos años.

Al mismo tiempo que Graupera cultiva estos relatos cortos, también publica en 1920 “La persecución del Helenismo en Turquía”, obra ensayística en la que estudia y denuncia el exterminio de los pueblos griegos a manos del Imperio Otomano. Debido a la presencia de Ángela Graupera en esta zona durante la Gran Guerra y el solapamiento del Genocidio Griego con el conflicto bélico podría considerarse esa obra como la primera en la que trata sus vivencias en la Gran Guerra, aunque con un tono predominantemente ensayístico.

El gran exponente de esta vertiente creativa llegaría en 1935 con la publicación de “El gran crimen: lo que yo he visto en la guerra”. En esta obra Ángela Graupera narra sus experiencias en el frente de guerra, ofreciendo una visión personal de sus vivencias.

En 1923 Graupera se exilia a Bélgica debido a la dictadura de Primo de Rivera. Allí́ continúa su labor y refuerza sus convicciones antibelicistas.

Eventualmente, regresa a España. Durante la II República participa en diversos actos, todos relacionados con su activismo. Por ejemplo, firma “Un manifest a les dones catalanes” en 1934 y participa en el Comitè Català contra la Guerra i el Feixisme.

No obstante, al comenzar la Guerra Civil se pierde su pista. Debido a su activismo y los valores que representaba, desaparece de la prensa.

Se especula que muere en Barcelona en 1940, pero no está́ claro todavía.

A lo largo de su vida, Ángela Graupera siempre fue una mujer comprometida, involucrada en los grandes acontecimientos que darían forma al mundo a comienzos del siglo XX, desde la Gran Guerra a las profundas transformaciones sociales que se demandaban en España. De esta manera, su escritura supone una mirada privilegiada a esta época tumultuosa y determinante.


Pepe González Arenas, nació en Córdoba (España) en 1959. Es Licenciado en Ciencias Biológicas y Doctor en Ciencias Ambientales por la Universidad de Córdoba y  experto universitario en Divulgación y Cultura Científica por la Universidad de Oviedo. Es científico de la Junta de Andalucía, desarrollando su trabajo como divulgador científico en el Centro IFAPA “Alameda del Obispo”, en Córdoba. Ha sido Director-Conservador del Parque Natural de la Sierra de Cardeña y Montoro (Córdoba) y Delegado provincial de la Consejería de Agricultura y Pesca.

Es autor de numerosos libros, entre otros: La actividad cinegética en Córdoba, Economía ambiental en los parques naturales de Córdoba o Socioeconomía de la pesca deportiva. Su compromiso social le lleva a ser miembro de Greenpeace, Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras. En febrero de 2012 funda la Asociación de Amigos Madinat al-Zahra.

Pepe González Arenas es también un enamorado de la fotografía, de la poesía y del flamenco. Desde 2015 desarrolla una intensa carrera artística como fotógrafo de calle y de retrato, habiendo realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como en el extranjero. Sus obras se encuentran en numerosas instituciones europeas y referencias sobre sus trabajos artísticos  acostumbran a aparecer en medios de comunicación tanto americanos como europeos.

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