MUJERES Y VENENOS. Por Mercedes Fisteus

Sección: Escriben nuestras jóvenes

Miércoles, 27 de diciembre. 2023

Es bien conocida la eterna relación entre las mujeres y los venenos. Estas, a falta de un poder mayor sobre las armas o los ejércitos, ejercían sus diabólicas influencias por medio de herramientas mucho más sutiles: los venenos, elaborados a partir de su gran conocimiento de las plantas, usualmente trasmitido de forma oral entre las féminas. Sobre esto hay casos famosos, más allá de lo que cuentan las malas lenguas sobre personajes tan conocidos como Lucrecia Borgia. Tanto es así, que hablamos de verdaderas redes, negocios a gran escala centrados en los asesinatos a sueldo perpetrados por “mujeres envenenadoras”.

Locusta, conocida envenenadora de la Antigua Roma

El primer caso es el de Locusta, apodada como la primera asesina en serie de la historia, del siglo I en la Antigua Roma. Su dominio de las plantas, tanto benefactoras como perjudiciales, le fue dando popularidad. Solo ella era capaz de suministrar venenos que no dejaban huella, y que hacían parecer ciertas muertes como naturales. Sin embargo, acabaron condenándola a muerte, hasta que Agripina La Menor, esposa del emperador Claudio, la rescató para sus propios fines. Agripina La Menor era hija de Agripina la Mayor, y hermana del famoso Calígula, cuyo asesinato puso en el trono a Claudio. La obsesión de esta mujer era acabar con su esposo y el primer hijo de este, Británico (de una unión anterior), para nombrar emperador a su hijo Nerón, por lo que utilizó a Locusta como su arma particular. Esta última, valiéndose de arsénicos, setas, coloquíntida y sardonia, acabó con las vidas de Claudio y su hijo, consiguiendo que Nerón fuese el siguiente emperador. Sin embargo, el Senado acabó revelándose contra este último, que se suicidaría, ocasionando además que Locusta fuese ejecutada por sus crímenes de manera pública. Se le achacaron hasta 400 asesinatos.

Giulia Tofana, química italiana del XVII, creó y comercializó un potente veneno conocido como «agua tofana», muy popular en su época.

Muy parecido fue el caso de Giulia Tofana, una química italiana ya del siglo XVII, famosa por idear la llamada «agua tofana», un potente veneno que no dejaba rastro en el cuerpo y que causó la muerte repentina de muchísimos hombres de Palermo e incluso de Roma. Giulia diseñó toda una red clandestina de venta en la que facilitaba el veneno, sobre todo a mujeres maltratadas, por lo que gozó durante mucho tiempo de una complicidad enorme. Incluso mujeres poderosas, nobles adineradas, acudieron a ella para librarse de sus parejas. Sin embargo, fue finalmente descubierta debido a una clienta que se arrepintió en el último momento, revelándole al marido lo que pensaba hacer y dónde había obtenido el potente tóxico. Giulia sería luego ejecutada en la horca, tras ser torturada y confesar su secreto. Nunca pudo saberse a ciencia cierta qué contenía su veneno. Se sospecha que estaba hecho a base de arsénico y cimbalaria, y se siguió hablando de él mucho tiempo después, como si hubiese sobrevivido a su creadora. De hecho, hasta el mismo Mozart dijo haber sido envenenado con esta sustancia, que seguía circulando.

Madame La Voisin, asociada a una red parisina de tráfico de venenos y afrodisiacos, en la segunda mitad del s. XVII

Para terminar – aunque hay más sucesos reseñables-, en 1679, Versalles quedó conmocionada al saber que una dama vinculada a la Corte, Madame La Voisin, había destapado, en medio de una dura confesión, una compleja red que traficaba en París con venenos y afrodisíacos. La red contaba entre sus principales clientes con varios miembros de la camarilla de Luis XIV, entre ellos, la marquesa de Montespan, amante oficial del rey. Se aseguró que esta había vendido su alma al diablo y que participaba en misas negras para garantizarse su posición junto al monarca, algo propio de la brujería y la hechicería, muy perseguidas en los siglos XVI y XVII, tiempos de las grandes cazas. Desde ese momento, las detenciones se sucedieron y, aunque Montespan salvó la vida – si bien acabó encerrada en un convento – otras 36 personas fueron ejecutadas por brujería. 

El conocimiento, desde luego, es poder… pero también condena. Estas mujeres eran tomadas por una especie de hechiceras malvadas, que ofrecían sus macabros servicios a cambio de poder, dinero o salvación, ya desde la Antigua Roma. En el ensayo La hechicera errante. La bruja en las leyendas y el imaginario popular (Algaida Editores, 2023), se hace un recorrido por las principales plantas que pueden ocasionar estos estragos, y que a día de hoy son perfectamente clasificables.


Mercedes Fisteus

Escritora, (Villablino, León, 1995).

.Jurista y escritora, se inició en el camino de la literatura atesorando algunos premios infantiles y debutando con su novela Dentro de dos años, premiada en el certamen Ateneo Joven de Sevilla del año 2019. Desde entonces, ha seguido dedicada a la labor de escribir, tarea que compagina con la impartición de cursos centrados en las leyes laborales y el emprendimiento rural, la literatura, las leyendas, la tradición oral y la figura de las brujas en el imaginario popular, seres que ya trató en su citada novela.

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