CIENTO Y LA MADRE. Madres que alumbran palabras (4). Por Margarita Álvarez Rguez.

Sección: Palabra de mujer

Sábado, 8 de junio. 2024

Seguimos hablando de palabras y expresiones relacionadas con la palabra madre, tanto de expresiones que incluyen la palabra latina mater como de expresiones  españolas usadas en distintos lugares o ámbitos del español.

Algunas expresiones latinas son muy usadas en la lengua culta. Una de las más conocidas es alma mater que significa  madre nutricia. Alma es el adjetivo femenino correspondiente a  almus (que nutre o alimenta). En Roma designaba a la diosa madre. Posteriormente esta denominación fue aplicada a la Virgen. Actualmente alma mater  se aplica a la universidad, porque se la considera generadora de alimento intelectual. La expresión original completa era Alma Mater Studiorum y comenzó a ser utilizada para denominar a la  Universidad de Bolonia que se creó en 1088.

 El Diccionario Panhispánico de dudas recomienda que se use el artículo en femenino ya que el adjetivo alma  es femenino lo mismo que mater y el artículo  la solamente se cambia por el masculino  el ante sustantivos femeninos que comienzan  por /a/ tónica, pero en este caso precede a un adjetivo. Por tanto, debería decirse la alma mater. Actualmente es frecuente que esta expresión latina se use para  referirse a la persona que da vida a algo, por confusión con la palabra castellana alma (del latín anima), pero, en sentido estricto, solo debe aplicarse a la universidad. Cuando nos referimos a una persona bastaría usar la palabra alma, con su significado español: Luis es el alma del proyecto. En nuestra lengua esta expresión latina empezó a utilizarse en el siglo XIX. Es evidente que la relación con madre viene del hecho de que ambas nos nutren, la madre biológica, en el aspecto físico, y la universidad, en el aspecto intelectual.

Hay otras expresiones latinas que están ligadas a la religión católica, pero que la mayoría de los españoles, dada la cultura cristiana en la que estamos inmersos ─seamos o no creyentes─ hemos oído alguna vez: Mater Christi, Mater Dei, Regina Mater…  Son denominaciones referidas a la Virgen.

En el español moderno también nos hemos habituado a oír otras expresiones de origen más técnico que incluyen la palabra madre, como  masa madre que es un  compuesto de harina y agua que no incorpora ningún tipo de levadura, sino que usa las naturales, que ya tiene el cereal, para que la masa de harina y  agua fermente. La palabra madre que incorpora el nombre de esta masa nos sugiere confianza en ese tipo de elaboración. Si la madre nos cuida, lo mismo hará la masa madre con nuestra salud. Otra de esas expresiones que procede de la ciencia es  células madre.  Aunque desconozcamos los hablantes qué son las células madre, la denominación también nos genera confianza, porque nos llegan noticias de la importancia que tienen estas células en  medicina para curar enfermedades. Las células madre son como la materia prima del cuerpo, de la que pueden surgir muchas células “hijas” que realizan funciones más especializadas.

En los  últimos años hemos incorporado  al español como préstamos madres “novedosas”. Hemos oído hablar de la madre de todas las batallas a Saddam Hussein para nombrar a la llamada guerra del Golfo. Y de manera figurada también ha aparecido la expresión referida a cualquier otro asunto que deseemos magnificar: Ha caído la madre de las heladas. De forma más reciente hemos oído hablar de la madre de las almendras que es la madre obsesionada por la correcta alimentación de sus hijas e hijos para evitar la obesidad.  Es una traducción del inglés almond mon. Desde luego este tipo de madre está convencida de que no la pueden llamar mala madre.

Fuera de España, pero en el ámbito del español, las alusiones a la madre también aparecen con frecuencia. Recordemos algunas. ¡De madre!, dicen los cubanos para calificar una situación complicada  o algo muy grande,  y  hasta la madre de los tomates, que  viene a ser lo mismo que ciento y la madre… Con a toda madre califican los mexicanos  lo que es estupendo; darle la madre se dice allí del que es golpeado; estar hasta la madre significa  estar harto; ¡qué poca madre! expresa  disgusto… En ambos países no tener alguien madre se usa para calificar a un individuo muy sinvergüenza. Y se podrían añadir muchas más: No se ve ni madres, esto huele a madre (huele mal), no me dio ni una madre (egoísmo), romper la madre (acción violenta)… Y si buscamos remedio a algo difícil acudimos a los polvos de la madre Celestina con los que se supone que ese personaje consiguió que Melibea se enamorara de Calisto.

La alusión a  los  abuelos ─más frecuentemente a las abuelas ─ aparece también con frecuencia en la lengua coloquial, y se puede decir que el idioma español no trata especialmente bien a las abuelas. Acudimos a la mención de las abuelas para lamentarnos: ¡Éramos pocos y parió la abuela!, o para decirle a una persona presumida o de alta autoestima que no  tiene abuela. Y si no nos creemos las “bondades” de  esa persona podemos sugerirle: ¡Cuéntaselo a tu abuela!, a la abuela, que no al abuelo cebolleta, que ese tiene siempre demasiadas  cosas que contar y no tiene tiempo para escuchar.  Y,  si repetimos mucho algo,  haremos nuestra la expresión  que si la abuela fuma, como símbolo de nuestra pesadez o de la excusa poco creíble que presentamos. Y no hay que olvidarse de las cuentas de la abuela que parecen poco rigurosas en lo que a matemáticas se refiere.

Las madres y abuelas pueden terminar siendo viudas, pero, ¡ay de ellas si alguien las califica de  viudas alegres! Es evidente que no existe una  expresión similar para los viudos, porque  ellos pueden  echar una canita al aire y no tienen que  guardar  lutos ni ausencias.

«Viudas alegres», protagonistas de operas, operetas, obras teatrales, películas y demás representaciones artísticas, siempre con una cierta crítica a las actitudes anteriormente descritas.

 El idioma refleja, pues, cómo hemos sido y vivido, por eso, en español, existen las frases hechas pegarse la vida padre o cuando seas padre (comerás huevos)… Estas expresiones no  tienen correlato en femenino, lo que sugiere que  la vida de las madres no ha tenido la misma consideración social ni familiar que la del padre. En cualquier caso, tener cerca a los progenitores sirve para desterrar la soledad a la que está abocada la persona que no tiene ni padre ni madre ni perrito que le ladre…

Y, rodeados de familia, cerramos este artículo, pero seguiremos hablando de mujer y lenguaje.  Aquí, en Palabra de mujer.


Margarita Álvarez Rodríguez, esta lingüista y profesora nacida en la localidad omañesa de Paladín (León), se licenció en Filología Románica por la Universidad de Oviedo, tras lo cual ha ejercido de profesora de Lengua y Literatura en Madrid durante cuarenta años, sin olvidar su faceta de investigadora, escritora y divulgadora siempre en relación con las palabras. Ha publicado , en distintos medios, muchos artículos, y también pronunciado conferencias tanto sobre el castellano como sobre el leonés, en los que refleja las peculiaridades de la lengua coloquial, en un tono ameno y con finalidad divulgativa. Esa faceta también la ha dejado plasmada en publicaciones como El habla tradicional de la Omaña Baja (2010), un estudio filológico sobre el habla de esta comarca leonesa, o, más recientemente, Palabras hilvanadas: el lenguaje del menosprecio (Ediciones del Lobo Sapiens, 2021), un libro que debería estar en las bibliotecas de todas las casas.

Podéis conocer más de sus escritos en su blog http://www.larecolusademar.com/

Un comentario en “CIENTO Y LA MADRE. Madres que alumbran palabras (4). Por Margarita Álvarez Rguez.

  1. no hay palabras más excelsa en ninguna lengua existente que se compare a la palabra MADRE.

    M-ujer

    A-mor

    D-eferencia

    R-espeto

    E-speranza

    Una de las muchas definiciones que saldrían de la palabra castellana MADRE

    Me gusta

Deja un comentario