La gente piensa que hacer mecenazgo es cuestión de poner dinero para un libro, pero hacer mecenazgo es apoyar y ayudar a otros a brillar
Quiero cosas que no se compran en los centros comerciales: amor propio, amor a mi persona, y ofrecer eso a los demás. Dejar al otro mejor que lo he encontrado
Por Isabel Llanos
Sección: Inspiratrices
Sábado, 29 de mayo. 2022
Es inevitable sentirse agradecida a la vida cuando una tiene la fortuna de cruzarse en su camino con personas tan inspiradoras como Teresa. De ella una solo puede aprender y aprender. En un momento global donde los egos y la saturación de imagen externa proyectada, siempre en momentos de éxito y felicidad edulcorada que distan mucho de la realidad al otro lado de las redes, pocas personas encuentran su camino en el apoyo a los que buscan sobrevivir en esta jungla de insensibilidades, ella, tan grande, tan generosa, discretamente se camufla para dar protagonismo a los demás. Ella es la gran mujer que se encuentra detrás de un hombre o de una mujer, muchas veces sin tamaño proporcional a su entrega. Revisando sus redes, la mayoría de sus fotos es abrazando a alguien.
Como casi todo lo bueno que nos sucede en la vida, conocí a Teresa por casualidad, y ni siquiera recuerdo con certeza dónde y cómo. Con seguridad, en un evento literario. Probablemente en alguna sesión de Escritura en vivo, organizado por Marcos Xalabarder o por su inseparable Ignacio J. Borraz, a quien conoció a base de coincidir en eventos literarios ¡hasta cinco a la semana inicialmente! y con quien ha formado tándem gestando actividades y nuevas iniciativas, además de una amistad deliciosa.
Teresa, que se autodenomina “agitadora emocional” con mucha razón, ha tenido una vida inquieta, como ella misma es. Fue una niña que desarrolló tarde y que, según me cuenta, su aspecto externo no encajaba con la voluptuosidad que marcaban los cánones de belleza de moda en su adolescencia. Muy tímida en su infancia, tuvo que hacer un gran esfuerzo de superación y entrenarse y trabajar para vencerla y relacionarse sanamente. Se encontraba más a gusto entre compañeros, con los que compartía confidencias “así aprendí a escuchar y a conocer la psicología masculina y a encontrar mi lugar en el manejo de la palabra. Comencé a leer mucho y me gustaba jugar con ella: la metáfora, la ironía”. De familia humilde, comenzó a trabajar temprano y así siguió mientras estudiaba Gestión empresarial y comenzaba la relación de casi un cuarto de siglo con la pareja con la que comparte dos hijos. Varias situaciones de acoso laboral y sexual en sus distintos trabajos acabaron desencantándola del mercado laboral y decidió iniciarse como emprendedora montando su propio negocio. Al final su relación marcará un hito importante y un giro de guión en su trayectoria vital. Con una vida “tradicional”, se encontró en la madurez con dos hijos adolescentes y un padre con Alzheimer a su cargo, teniendo que encontrar un nuevo rumbo que pasó, principalmente, por preguntarse qué quería para su vida.
¿Cómo comenzó Teresa a vincularse al mundo de la cultura?
Cuando mi segundo hijo creció y ya se fue de casa, dejé mi negocio y comencé a buscar más tiempo para mí y mis inquietudes. Primero fue a través de atención y guía a unos niños franceses que mi hijo llevaba y que, por su trabajo tenía que dejar. Y se fue corriendo la voz, y unos llamaban a otros. También, a través de un amigo, profesor de universidad, que me conocía por mi trabajo y mis inquietudes culturales. Me propuso crear unos talleres para jóvenes de cara a que retomasen los valores que, sobre todo en la etapa adolescente, con tantos cambios y toma de decisiones para su futuro, se ven en ocasiones sobrepasados.
¿Y cómo llego entonces el «tantra» a tu vida?
Me regalaron para un cumpleaños un fin de semana centrado en mí misma, en un espacio con meditaciones, sesiones tántricas, etc. Y para mí fue muy importante, porque yo, que he sido una persona abusada, pude encontrar el equilibrio a través de esta técnica. Como a mí me ha ido tan bien y veo que tiene utilidad real y que puede ayudar a muchas personas, me he ido formando y profesionalizando y, en la actualidad, también trabajo como facilitadora tántrica impartiendo talleres y asesorando. La sensualidad y la sexualidad debería tomar más presencia y conciencia en nuestras vidas, especialmente en las mujeres durante su juventud madurada. El sexo saludable es muy importante en mi vida.
También, hace tiempo, estuve en un proyecto que se llamaba “Fronteras invisibles” que fusionaba la poesía con temas tántricos, relacionando cultura y sensualidad. Es curioso, porque, inicialmente, en mi vida no me había planteado nada de todo esto, sino que ha sido a través de la adversidad como he conocido otros caminos de habilidades que se me dan bien pero que no me había planteado.

¿Y eso fue lo que te sucedió con el ámbito de la cultura?
Exactamente. Yo siempre había estado vinculada a la cultura, pero como consumidora, es decir para dentro. Y me planteé que también debía hacerlo para fuera. Así que intenté acercarme a artistas emergentes y potenciar la apertura de caminos de apoyo para darles espacio y facilitarles recorrido. De hecho, así conocí a Ignacio hace ocho años, en una conferencia en la que formulé unas reflexiones y cuando acabó, él se me acercó y me dijo que nunca nadie hacia preguntas en esa profundidad y que me pasase por el espacio que él gestionaba “Me suenan tus letras”. Para mí es muy importante el mecenazgo en la gente que ayudo y en el ámbito de la cultura.
Hoy hablaba con mi hijo de que he conseguido hacer el ocio productivo emocionalmente, es decir, el ocio que yo elijo no es para ir a pasar el rato y ya está. Para mí está vinculado a la parte humana. A mí me encanta conocer gente, gente diferente, gente de la edad de mis hijos y de ochenta años.
Ahora, en mi vida hay varios frentes. Uno, estar bien de salud, porque la edad influye, pero lo contrario es muerte. Así que: vida. He aprendido a disfrutar de mis curvas discontinuas y a estar bien con mi cuerpo, que está saludable y no tiene por qué ceñirse a ningún canon, me gusta vestirme con colores y como me gusta, independientemente de modas, es estar bien conmigo misma. Encontrar mi marca personal. La parte cultural para mí copa gran parte de mi día, dedico una media de cuatro – cinco horas al día para los demás.
Para los demás me consta que estás siempre. Eres voluntaria en varias asociaciones.
Procuro, siempre que puedo. Por ejemplo, voy a leer a niños a oncología y a personas mayores. No estoy en una asociación, voy por libre. Yo pensé, ¿cómo puedo ayudar a la gente? Cuando mi padre, por Alzheimer, ya no podía estar en casa, yo veía como estaba la gente en esos lugares y su soledad. Como sociedad somos penosos. Los gitanos, por ejemplo, respetan a los mayores hasta que mueren y nosotros, generalmente, vamos y los aparcamos en cualquier sitio, vendemos el pisito… Y yo voy y les llevo unos caramelos, los voy a ver.
Hubo sitios que me dijeron que no, por la rigidez protocolaria del sistema, pero en otros sitios que sí. Como no tienen mucha memoria, les leo cosas cortitas. Les leo cosas eróticas y con eso les he logrado llamar la atención y me cuentan cosas de su vida, de su juventud. ¡No sé acuerdan de lo que comieron, pero de las picardías…! Ahora, post-pandemia, he retomado en dos sitios, pero he llegado a ir a cuatro o cinco.
Todos podemos ayudar. La gente que no sabe que hacer con su tiempo, o cuando se jubilan. Todos podemos ayudar y darnos a los demás.
Pero haces más cosas.
Pues, entre otras, he estado siete años en Oxfam Intermon, con varios proyectos, de ropa de segunda oportunidad, en comercio justo. También en Dentistas sobre rodes, que son unos dentistas voluntarios para la gente que no puede ir al dentista y lo hacen por trueque en banco de tiempo y lo hacen en dos frentes: gratis para la gente que no tiene recursos y otra más económica, que es la que sostiene a la anterior… También en hospitales, en Arrels, en un proyecto solidario para Perú con mis hijos, que ya no existe… Creo que el voluntariado es justo y necesario.
Creo que hago cosas muy solidarias, como por ejemplo las visitas a Radio Arenys. La gente piensa que hacer mecenazgo es cuestión de poner dinero para un libro, pero hacer mecenazgo es apoyar y ayudar a otros a brillar. Y organizar grupos, hacer eventos para darles visibilidad…
¿De dónde se nutre Teresa?
De dónde más he aprendido es de las biografías de la gente que admiro. También soy muy observadora. Me gusta fiarme del lenguaje corporal y no de la palabra manipulada que manejamos a conciencia. De hecho, tengo dos personas casi octogenarias de las que aprendo muchísimo. Hay personas en la vida que, sin usar grandes palabras, te dan mucha paz y mucho contenido.
Yo soy muy autodidacta e inquieta. Quizás porque, por vía genética de mi padre, necesito dormir pocas horas. Creo que el fracaso como tal no existe, el fracaso es no intentarlo. También, lo cierto es que mi seguridad me ha dado bastantes problemas, que me ven como una persona muy soberbia. O caigo muy bien, o caigo muy mal, no tengo término medio.
¿Te has encontrado alguna situación que te haya sorprendido en este acercamiento a la cultura? Ya sabes: mujer, mediana edad, proveniente de otros ámbitos…
Pues sí. Lamentablemente he vivido circunstancias donde el sector me ha defraudado, que han contado cosas sobre mí que no son. También porque a una mujer siempre se le exige más, tiene que demostrar sus capacidades…
¿Y eso?
Pues mira, hoy en día, sigue habiendo hombres que no saben recibir un no. No, en la parte cultural. Sobre todo, porque ellos son más jóvenes y piensan que al ser yo una mujer mayor, al “tirarme la caña” me hacen un favor y no imaginan que van a recibir un no. La gente se piensa que como doy talleres tántricos el campo está abierto. Y no es así. Son ámbitos diferentes. Eso me pasa también por colaboraciones que logro a nivel cultural con personas de renombre y que consideran que las he conseguido por otros caminos.
Me he encontrado con espacios en los que la cultura es una excusa para otro tipo de intercambios. Lugares que viven de subvenciones y en las que la calidad no es un requisito, por ejemplo, para recitar, sino que se paga otro tipo de peaje más carnal. Claro que cada uno sabe lo que quiere que las cosas tengan de coste para uno. Esto pasa en Barcelona, pero también en Madrid. Hay algunos lugares en los que yo colaboraba y cuando he descubierto esto, lo he dejado y he sido criticada por ello. Y lugares que son muy endogámicos y no abren la puerta a quienes no son de la camarilla y eso compatible con la cultura. O espacios muy usureros, que quieren recibir y que se les llena la boca hablando de cultura, pero es “su cultura”, ellos no consumen la cultura de los demás y debe ser recíproco, apoyarse entre todos, apoyar el sector.
Yo he visto cómo, cada vez, te has ido atreviendo a compartir más tus escritos ¿por qué no un libro?
Te cuento. Yo no tengo sentido de pertenencia de lo que escribo. Está en abierto en mi muro, lo puede coger cualquiera. Por ahora. No he cambiado mis pensamientos, pero sí la forma de ver la vida. Quizá también pueda pasar en el futuro, pero es que yo mi vida la baso en las vivencias y ya lo comparto con la vida en común con los demás. Mis redes, por ejemplo, se basan en personas con las que me veo, con las que hablo, con las que me relaciono. Eso es lo importante de verdad para mí en este momento de mi vida.
Y ahora, que siempre estás metida en mil actividades, ¿en qué andas?
Estoy cada martes en “Siete personajes buscan autor SPBA” que lleva haciéndose siete años. Soy parte creadora de la asociación Fogón, donde hago la parte literaria. También me llamaron, junto con Ignacio, del grupo de trabajo del Observatori de Cultura, donde estamos trabajando en el control y supervisión de la distribución de subvenciones en Cataluña a fin de que haya un reparto más equitativo. También con Ignasi, seguimos adelante con los proyectos “Hasta el próximo verso” y “Hasta el próximo vermut”. Y además sigo estudiando, ahora marketing sensorial en redes y ampliando mi formación en Tantra.
¿Qué mensaje te gustaría dejarnos?
Simplemente decir que creo que debemos ser más amables y más generosos unos con otros, tanto en el compartimento físico como en el emocional. Hemos de cuidar todas esas cosas, dejar de ser tan máquinas y tomar más conciencia del tiempo. Y dejar de ser tan titulares y empoderados todos. No me gusta la palabra empoderado, me revienta y también lo hacen estas mujeres que salen hablando de ello.
En esta diferencia generacional, las mujeres jóvenes hablando del empoderamiento y con el mismo lenguaje tan de moda y que se repite, como las que se repiten en la política, en el coaching, creen que si no utilizas este lenguaje es que estás en contra, que eres machista y no le das importancia a ese tema. Cuando el hecho de que nosotras nos rebelásemos porque un señor quisiese abusar de nosotras y prefiriésemos irnos del trabajo, o denunciarlo, eso era más revolución que meter tanta palabrería y tanto “coño empoderado” como literalmente meten en sus textos. Creen que con estas palabras movilizan el mundo, pero luego no hacen nada palpable, de verdad, por los otros. No es que tenga algo en contra, sino que no hay que despreciar a las generaciones luchadoras que las precedieron. Tenemos que escucharnos más entre nosotros y aprender más unos de otros.
Hay un aforismo de Iñaki C. Nazabal que es preciso y que dice que debemos dejar al otro mejor de lo que estaba cuando lo encontramos. Eso es lo que me gustaría.
Cuando salgo del parque vienen conmigo columpios, mariposas, ramas de pinos, palomas y gorriones, risas y brincos, perros que se persiguen sin un respiro y las flores que buscan otro camino. Cuando salgo del parque oigo el suspiro del mundo que se queda triste y vacío.
Isabel Llanos es una polifacética artista leonesa de amplia formación y ejercicio en muy diversos campos profesionales. En su faceta periodística ha participado y participa en muy diferentes medios, ligados a temas tan variados como su propia formación y ejercicio profesional le permiten, a lo largo y ancho de toda la geografía españolas, siendo parte activa en la creación del Decálogo sobre tratamiento informativo de las noticias sobre violencia de género impulsado por la Regidoria de la Dona y el Col.legi de Periodistes de Catalunya. Ha publicado numerosos textos docentes y formativos en diversas materias, mientras desempeña su labor como docente para diversas universidades e imparte conferencias y talleres especializados para empresas e instituciones. En la faceta más creativa, con una amplia formación en diversos estilos y géneros, sus textos aparecen editados en diferentes publicaciones colectivas, preparando en estos momentos su primer poemario en solitario que saldrá a lo largo de este año.
Tiene también una amplia experiencia en el mundo del teatro, donde tras una continua e intensa formación con diversos/as protagonistas del mismo a nivel nacional e internacional, ha escrito diferentes obras que ha llevado a escena, además de su trabajo como actriz tanto en teatro como en cine. También forma parte de los colectivos artísticos Prostíbulo Poético (desde 2015), con quienes ha actuado en España y Reino Unido, Teatre del Límit (ganando el Festival Croquis 2017), #amíNOmecallas (denuncia artística), Erráticas, girando por todo el país con el espectáculo Fuga en mí menor (poesía escénica) en 2017 y Labios de papel (poesía en femenino). Ha participado en numerosos recitales poéticos. En 2018 funda la sede en León de la red internacional Hors Lits.
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