Por Ángeles Fernangómez
Era la mañana del 8 de marzo de 2021, yo recortaba un lazo violeta cuando recibí la abominable noticia: el mural de las mujeres de La Conce (Ciudad Lineal, Madrid) había sido destrozado aquella noche con pintura negra.
Tan solo unos pocos años llevaba el mural en el barrio, pero todo el mundo las había adoptado de buen grado como vecinas. Distintas todas ellas, con miradas diferentes y diferentes edades. Las había que hablaban nuestro idioma y las había que no, pero a los vecinos les gustaba pasar por la acera y contemplar su luz violeta, siempre ahí, tan dignas, con tanta compostura, con tanta dignidad y sabiduría.
La vocera encargada de gritar con alegría el lema de todas, era la mujer a la que un día Pablo Neruda llamara La musa de la vanguardia rusa, Lilia Brik, recreada en el muro tal cual la fotografiara en su día Aleksandr Ródchenko, pero esta vez no gritaba la palabra “libros”, sino “Las capacidades no dependen de tu género”, ese era el lema y la razón de ser de que allí estuvieran todas: reafirmar a las nuevas generaciones en que no existen las barreras por cuestión de género y que estas mujeres, en sus distintos ámbitos, eran un claro ejemplo de ello.
Cierto es que, a veces, llegaba alguien al mural a quien no agradaba su mensaje y sustituía alguna palabra por otra (en más de una ocasión alguien tachó la palabra “género” y puso encima “sexo”, lo que indicaba de qué pie cojeaba quien o quienes lo cambiaban.
Además de Lilia, eran otras 15 las mujeres que allí estaban (y están, pero tapadas con pintura), mujeres muy diversas que habían pisado fuerte y luchado contra lo que ellas consideraban injusticia social. Decoraban un muro o tapia de hormigón del polideportivo del barrio, muy cerca del parque Calero y su Auditorio. La luz incidía sobre sobre ellas y creaba una hermosa gama de violetas que alegraba la vista.
No era el primer ataque que sufrían, pero sí el más horrible y fuerte. Dos meses atrás, los políticos de turno madrileños, habían querido eliminarlas y sustituirlas por deportistas. Algunos signos políticos las consideraban peligrosas, pese a que la gran mayoría no pertenecían ya al mundo de los vivos.
Sin embargo, el movimiento vecinal y ciudadanos en general, salieron a la calle en masa a defenderlo. Levantó tal polvareda aquel intento, que el mural se hizo famoso hasta fuera del país. The Guardian, por ejemplo, cubrió la noticia calificándolo como guerra cultural.
Por otro lado, se produjo un efecto bumerang contra los intolerantes, ya que comenzaron a hacerse réplicas por muy diferentes lugares, no solo de la Comunidad de Madrid, sino de otros lugares de la geografía española.
“El mural no se toca”, fue la consigna en las bocas y en los hashtags. Tal fue la firmeza de las protestas que tuvieron que dar marcha atrás y el mural no se tocó.
En él está (o estaba) sonriente Rosa Parks, la activista afroamericana por los derechos civiles, aquella mujer valiente que se atrevió a no levantarse en el autobús para ceder el asiento a un blanco, lo que le costó la cárcel. La joven poeta y rapera española Gata Cattana, miraba con sus hermosos ojos, dando la sensación de que, de repente, fuera a lanzarse a rapear alguno de sus poemas con mensajes reivindicativos.
Cierto que había grupos dogmáticos y machistas a los que parece que agredía el mensaje de igualdad escrito sobre el muro y hasta la presencia de las mujeres en él, pero todos supusimos que eran minoría. Y lo son, pero quienes no tienen respeto ni miramientos, hacen demasiado ruido y parecen muchos más.
Convivían en el mural estas mujeres con Comandanta Ramona, representativa del movimiento de liberación nacional zapatista de mujeres, saludando con su pasamontañas negro; la guatemalteca y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, de todos conocida por su valentía y arrojo; la lituana de origen judío Emma Goldman; la potentísima Nina Simone de innecesaria presentación; la tenista Billie Jean King, quien fue retada por un campeón mundial de tenis al que venció; Rosa Arauzo, feminista española y defensora de los derechos LGTBI; la gran Valentina Tereshokova, primera mujer cosmonauta en el espacio; la pintora mexicana Frida Kahlo, que superó todos los retos personales, profesionales y sociales; Antonia Fontanillas, valiente luchadora antifranquista…
Reconozco que el plantel de mujeres del mural era como para levantar ampollas a los que desconocen la palabra libertad y sí practican un neofascismo intolerable.
La filósofa y activista estadounidense Ángela Davis, esa mujer implicada en todo lo que a derechos humanos se pareciera, también estaba en el mural. Y la controvertida -por ser mujer-, Liudmila Pavlichenko, ucraniana que luchó contra la Alemania nazi en la II Guerra Mundial y a quien tuvieron que declarar héroe de guerra. También Chiumamanda Ngozi, nigeriana que luchó con lápiz y papel como escritora.
Por último, la periodista y activista japonesa Kanno Sugako, asesinada brutalmente a muy temprana edad.
Todas formaban un gran ramo violeta en el mural cuyas flores simbolizaban cada una de las distintas capacidades personales. Porque no importa si has nacido hombre, mujer o del género que te sientas para que el mundo acepte de una vez que ni siquiera habría que demostrar que se poseen, sino que por derecho y por personas se les suponen sin más.
Las caras de todas estas mujeres, junto con el lema, fueron cubiertas de pintura negra por los cobardes durante el velo también negro de una noche muy simbólica, la noche que desembocaría en el Día Internacional de la Mujer.
El odio y el miedo a la igualdad tienen esas cosas, que la luz les ciega.
Ángeles Fernangómez es una poeta y narradora leonesa residente en Madrid.
Cursos de Periodismo, Poesía y Literatura creativa. Creadora y Coordinadora del Grupo de Encuentros poético-artísticos Poética en Gredos. Cofundadora de la Asociación Versos Pintados del Café Gijón (pintores y poetas). Organización y Coordinación de Ciclos como La Literatura Temática.
Publicaciones en revistas: Alkaid, R.Universidad Quintana Roo (México). Visítame Magazine (N.Y.) entre otras. Un buen número de colaboraciones en antologías (poesía y relato), tales como: 50 poetas contemporáneos de Castilla y León, Encuentros en Sambara, El Quijote en el Gijón, En una Ciudad Lineal, Versos Pintados, La mujer en la poesía hispano-marroquí, Filando cuentos de mujer, Amor se escribe sin sangre…
Guiones e interpretaciones de Performances literarias: Profanando la letra, diálogos a cuerpo abierto o la de, Sylvia y Anne, oscuras novias conspiradoras.
Publicaciones en solitario (Poesía): Chupitos Poéticos (Poesía breve 2011-Edit.: Los Libros de Umsaloua)y Papel Albal (2016–Huerga y Fierro Editores). A punto de salir el poemario Ven a mi burdel (Huerga y Fierro Editores). Un buen número de poemarios y relatos inéditos.
Finalista premios: “I Certamen Jirones de Azul”, “Premio María del Villar” o Certamen “Les Filanderes”.
Gracias, Ángeles, por contarnos de esta situación tan triste, porque triste es que en pleno siglo XXI siga habiendo gente ignorante a la que le moleste se visibilicen públicamente las imágenes y nombres de mujeres valientes que han luchado digna y duramente porque se reconozcan nuestros derechos. Nuestros logros también merecen conocerse.
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Qué bien contado, Ángeles. Muchas gracias
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