Clara Wieck: El amor, la música, la culpa, el genio.

Por Marta Muñiz Rueda

Clara Wieck, más conocida seguramente por muchos como Clara Schumann, es una de las mujeres más destacables y reconocidas de la Historia de la Música. Carismática, llena de talento, controvertida y prodigio, creo que es la candidata perfecta para iniciar la serie de artículos que irán sucediéndose en esta sección destinada a dar voz y vida a compositoras e intérpretes femeninas cuyo trabajo no ha sido reconocido aún o no lo ha hecho en la medida que se merecen. Clara Wieck puede considerarse una pionera en el universo aún por descubrir de la composición musical en femenino.

Nació el 23 de septiembre de 1819 en la ciudad alemana de Leipzig. Su padre, Friedrich Wieck, era profesor de piano y también dueño de una fábrica de instrumentos, por lo que podemos afirmar que Clara nació en una familia de músicos. El propio Friedrich Wieck, maestro exigente, educó a Clara y la formó como pianista virtuosa desde la temprana edad de 5 años según su propio método. Y no se conformó con ofrecerle a Clara un ambicioso plan de estudios como intérprete, sino que completó su formación con clases de idiomas, composición y gimnasia, quería para ella una educación integral. No podemos negar que hasta cierto punto la visión del padre era aperturista y ‘moderna’ en la mentalidad del siglo XIX, que aún condenaba a las mujeres a una vida doméstica con pocas incursiones en ningún terreno laboral al margen del hogar. A los 9 años actuó por primera vez en público en la sala de conciertos Gewandhaus de Leipzig y poco después se publicaron las Cuatro Polonesas Op. 1 de Clara.

Quienes la conocieron en aquella época vieron en ella a una joven enérgica y temperamental, de sonido elegante y cuidado. Goethe dijo de Clara Wieck: “Esa muchacha tiene más fuerza que seis muchachos juntos”. Aunque su opinión no coincidió con la de Mendelssohn, que advirtió su timidez o la de Franz Liszt, que la concibió como a una muchacha sencilla, bien educada, en absoluto coqueta, que se entregaba a su talento artístico de forma elegante y sugerente.

Clara Wieck de niña. Retrato de 1827

Al cumplir 19 años, en un viaje a Viena, conocerá al emperador Fernando I de Augsburgo (ya sabemos que los músicos geniales siempre han estado unidos a las grandes Cortes europeas que funcionaban como mecenas), quien ve a Clara como a una joven prodigio que incluye obras propias, como su Concierto para piano en La m, dentro del repertorio, agotador, lleno de cascadas modulantes de gran dificultad técnica.

Clara conoció entonces a gran parte de los compositores célebres del Romanticismo. Desde Chopin, Liszt hasta Mendelssohn o Paganini y por supuesto a Robert Schumann, que cayó rendido a sus pies.

Por entonces Schumann era un joven estudiante de derecho, aunque Clara y él se habían conocido ya cuando el músico tenía 16 años y vivió en la propia casa de los Wieck para recibir clases de Friedrich. La inicial amistad entre ambos se transformó en amor; sin embargo, cuando el padre descubre la relación prohíbe cualquier contacto entre los dos y se opone radicalmente al compromiso al considerar a Robert un mal partido para su hija. El señor Wieck, en su desesperado intento por separarlos se lleva a Clara de gira, pero el amor es más fuerte y los jóvenes músicos terminarán casándose el 12 de septiembre de 1840 impugnando el veto judicial paterno.

Retrato de una joven Clara Schumann

Llama la atención que inicialmente Clara es más conocida y admirada que Robert Schumann, eso puede deducirse, pero al casarse, inicialmente él le pide a Clara que abandone su carrera artística, como Mahler le rogó también a Alma. En el siglo XXI este comportamiento puede parecernos muy egoísta, pero era común en la época, sin que ello justifique tal alarde de egocentrismo por parte de Robert y Gustav. No obstante, Clara no cedió a la petición: “No dejaré mi arte, porque de hacerlo me lo reprocharía eternamente”. Decidieron entonces trabajar ambos, a veces juntos, a veces por separado y escribir a dos manos un diario musical. Pero los prejuicios están vivos y presentes en el siglo XIX y aunque Clara ya tenía una carrera mucho más sólida que Robert como compositora e intérprete, es ella quien cede su tiempo y se esconde para que él pueda brillar. Como buena esposa en su época, Clara quería ver a su esposo triunfar. Y lo intentaron con ahínco, pero una fuerte crisis financiera obligó a Clara a regresar a los escenarios. Viajó por varios países a pesar de sobrellevar diez embarazos. Robert la acompañaba, aunque para él era difícil vivir a la sombra de Clara, por eso ella trató de incluir en su repertorio europeo las obras que le condujeron a la gloria inmortal.

Clara Schumann es un paradigma raro en su época, madre, trabajadora, culta, responsable. La salud mental de Robert se deteriora a pasos agigantados, sufre de “síndrome bipolar”, tiene alucinaciones, depresiones y súbitos cambios en su estado de ánimo, lo que hace muy difícil la convivencia. Trata de suicidarse en dos ocasiones y por consejo médico el matrimonio abandona su vida en común. Clara toma las riendas y decide mantener a su familia. Los niños tendrán que criarse solos en internados o al cuidado de familiares o amigos para que ella pueda ofrecer interminables conciertos que sufraguen sus gastos. Triste y abatida encontrará consuelo en un joven músico que la amará toda su vida: Johannes Brahms.

Clara entre Brahms (a la izda.) y Shumann (a la dcha.)

La conexión entre ambos será veloz y apasionada. Pronto nace entre Clara y Johannes un cariño profundo y sincero. Él cuidará de sus hijos y de ella, está pendiente siempre de su bienestar, dado que su amigo Robert se ha vuelto un monstruo insoportable.

Clara introduce a Brahms en el universo de la composición y como hizo con otros grandes autores, se prestará a la generosa tarea de difundir su obra en sus exitosas giras por Europa.

Nunca sabremos con certeza si entre ambos hubo una sólida amistad, un amor platónico o una apasionada relación amorosa. Los dos estuvieron de acuerdo en destruir las cartas que se habían enviado durante años, aunque en unas pocas que salvó una de sus hijas, es obvio el enamoramiento que el joven Brahms siente por Clara: “eres para mí una amiga tan querida que no puedo expresarlo…Si esto continúa así tendré que colocarte algún día detrás de una vitrina o ahorrar para poder engarzarte en oro”.

Cansada y triste por la muerte de Schumann y el fallecimiento de tres de sus hijos, las enfermedades mentales y las adicciones de otros dos de ellos, Clara tendrá que trabajar para mantener a su familia hasta el final de su vida. Lo hará como profesora en Baden-Baden y en Berlín. También será la primera maestra de piano en un Conservatorio, el de Hoch, en Fráncfort del Meno. Finalmente, esta mujer generosa e incansable se dedicó a editar la obra completa de su esposo, al que nunca olvidó y podemos considerar a Clara como a una de las grandes compositoras e intérpretes del Romanticismo, pero también a la primera creadora del concepto de “Repertorio moderno” para conciertos de piano.

ENLACES PARA DISFRUTAR DE SU OBRA:

*Concierto para piano en La m: (76) Clara Schumann Piano Concerto Op.7 played by Guoda Gedvilaitė – YouTube.

*Scherzo nº2 en Do m: (76) Isata Kanneh-Mason | Clara Schumann‘s Scherzo No.2 in C Minor | Classic FM Session – YouTube.

*Lieder: (80) Clara Schumann «Canciones» – YouTube

*”Chiarina”, obra que Robert le dedica en su “Carnaval”: (76) Schumann – Chiarina (Carnaval, Op. 9) – YouTube

Retrato de Clara Schumann en su madurez.

Clara Wieck nos dejó un gran legado, que hubiese sido aún mayor en otras circunstancias, sin la carga económica de su familia o sin el lastre de ser una firma en femenino. La generosidad de Frau Schumann promoviendo la obra de los grandes intérpretes románticos ha sido de incalculable valor para la Historia de la Música.

«Mi mente no puede imaginar felicidad más justa que seguir viviendo para el arte»

CLARA SCHUMANN

*Marta Muñiz Rueda (Gijón, 1970) es escritora y músico. Ha publicado libros de poesía (El otoño es nuestro, Libro de la delicadeza), la novela Tiempo de cerezas, y los libros de cuentos 13 cuentos dementes y Anna y las estrellas. Desde pequeña su vida ha estado ligada al aprendizaje y la enseñanza del piano y la composición, ya que todas las mujeres de su familia han estudiado interpretación. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y titulada profesional de piano por los Conservatorios de Gijón y León. Como compositora puso música a poemas y textos de Miguel de Cervantes y Lope de Vega en la obra ‘Duelo de ingenios’, actuando a dúo con la soprano Ana Clara Vera Merino, estrenándose con gran éxito en la Biblioteca Pública de León. También es autora de cuatro obras de teatro musical infantil en la compañía de la que forma parte, ‘Moraleja de la candileja’. Ha participado en numerosos eventos artísticos, antologías, revistas culturales y es columnista de opinión del diario de información general La Nueva Crónica.

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